ESCUELA DE LETRAS

Universidad del Zulia

¿POR QUÉ TOCAS MI PECHO NUEVAMENTE?

¿Por qué tocas mi pecho nuevamente?
Llegas, silenciosa, secreta, armada,
tal los guerreros a una ciudad dormida;
quemas mi lengua con tus labios, pulpo,
y despiertas los furores, los goces,
y esta angustia sin fin
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una avidez sombría.

El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto,
solo, desnudo, despojado,
sobre la roca inmensa del silencio,
como un solitario combatiente
contra invisibles huestes.

Verdad abrasadora,
¿a qué me empujas?
No quiero tu verdad,
tu insensata pregunta.
¿A qué esta lucha estéril?
No es el hombre criatura capaz de contenerte,
avidez que sólo en la sed se sacia,
llama que todos los labios consume,
espíritu que no vive en ninguna forma
mas hace arder todas las formas
con un secreto fuego indestructible.

Pero insistes, lágrima escarnecida,
y alzas en mí tu imperio desolado.

Subes desde lo más hondo de mí,
desde el centro innombrable de mi ser,
ejército, marea.
Creces, tu sed me ahoga,
expulsando, tiránica,
aquello que no cede
a tu espada frenética.
Ya sólo tú me habitas,
tú, sin nombre, furiosa sustancia,
avidez subterránea, delirante.

Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto,
hielas mi frente
y haces proféticos mis ojos.

Percibo el mundo y te toco,
sustancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
y mis bodas de tierra.

Nublan mis ojos imágenes opuestas,
y a las mismas imágenes
otras, más profundas, las niegan,
ardiente balbuceo,
aguas que anega un agua más oculta y densa.
En su húmeda tiniebla vida y muerte,
quietud y movimiento, son lo mismo.

Insiste, vencedora,
porque tan sólo existo porque existes,
y mi boca y mi lengua se formaron
para decir tan sólo tu existencia
y tus secretas sílabas, palabra
impalpable y despótica,
sustancia de mi alma.

Eres tan sólo un sueño,
pero en ti sueña el mundo
y su mudez habla con tus palabras.
Rozo al tocar tu pecho
la eléctrica frontera de la vida,
la tiniebla de sangre
donde pacta la boca cruel y enamorada,
ávida aún de destruir lo que ama
y revivir lo que destruye,
con el mundo, impasible
y siempre idéntico a sí mismo,
porque no se detiene en ninguna forma
ni se demora sobre lo que engendra.

Llévame, solitaria,
llévame entre los sueños,
llévame, madre mía,
despiértame del todo,
hazme soñar tu sueño,
unta mis ojos con aceite,
para que al conocerte me conozca.

                                  OCTAVIO PAZ

Cuadro de texto: ODA A LA POBREZA

Cuando nací, 
pobreza, 
me seguiste, 
me mirabas 
a través 
de las tablas podridas 
por el profundo invierno. 
De pronto 
eran tus ojos 
los que miraban desde los agujeros. 
Las goteras, 
de noche, repetían 
tu nombre y tu apellido 
o a veces 
el salto quebrado, el traje roto, 
los zapatos abiertos, 
me advertían. 
Allí estabas 
acechándome 
tus dientes de carcoma, 
tus ojos de pantano, 
tu lengua gris 
que corta 
la ropa, la madera, 
los huesos y la sangre, 
allí estabas 
buscándome, 
siguiéndome, 
desde mi nacimiento 
por las calles. 

Cuando alquilé una pieza 
pequeña, en los suburbios, 
sentada en una silla 
me esperabas, 
o al descorrer las sábanas 
en un hotel oscuro, 
adolescente, 
no encontré la fragancia 
de la rosa desnuda, 
sino el silbido frío 
de tu boca. 
Pobreza, 
me seguiste 
por los cuarteles y los hospitales, 
por la paz y la guerra. 
Cuando enfermé tocaron 
a la puerta: 
no era el doctor, entraba 
otra vez la pobreza. 
Te vi sacar mis muebles 
a la calle: 
los hombres 
los dejaban caer como pedradas. 
Tú, con amor horrible, 
de un montón de abandono 
en medio de la calle y de la lluvia 
ibas haciendo 
un trono desdentado 
y mirando a los pobres 
recogías 
mi último plato haciéndolo diadema. 
Ahora, 
pobreza, 
yo te sigo. 
Como fuiste implacable, 
soy implacable. 
Junto 
a cada pobre 
me encontrarás cantando, 
bajo 
cada sábana 
de hospital imposible 
encontrarás mi canto. 
Te sigo, 
pobreza, 
te vigilo, 
te acerco, 
te disparo, 
te aislo, 
te cerceno las uñas, 
te rompo 
los dientes que te quedan. 
Estoy 
en todas partes: 
en el océano con los pescadores, 
en la mina 
los hombres 
al limpiarse la frente, 
secarse el sudor negro, 
encuentran 
mis poemas. 
Yo salgo cada día 
con la obrera textil. 
Tengo las manos blancas 
de dar pan en las panaderías. 
Donde vayas, 
pobreza, 
mi canto 
está cantando, 
mi vida 
está viviendo, 
mi sangre 
está luchando. 
Derrotaré 
tus pálidas banderas 
en donde se levanten. 
Otros poetas 
antaño te llamaron 
santa, 
veneraron tu capa, 
se alimentaron de humo 
y desaparecieron. 
Yo te desafío, 
con duros versos te golpeo el rostro, 
te embarco y te destierro. 
Yo con otros, 
con otros, muchos otros, 
te vamos expulsando 
de la tierra a la luna 
para que allí te quedes 
fría y encarcelada 
mirando con un ojo 
el pan y los racimos 
que cubrirá la tierra 
de mañana.

PABLO NERUDA

Información de contacto:

Teléfono: (58-0261) 7596370 / (58-0261) 7596217

Correo: luisperozo13@gmail.com

Amor cuando yo muera.

 Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda,
ni llores sacudiéndote como quien estornuda,
ni sufras «pataletas» que al vecindario alarmen,
ni para prevenirlas compres gotas del Carmen.

No te sientes al lado de mi cajón mortuorio
usando a tus cuñadas como reclinatorio;
y cuando alguien, amada, se acerque a darte el pésame,
no te le abras de brazos en actitud de ¡bésame!

Hazte, amada, la sorda cuando algún güelefrito
dictamine, observándome, que he quedado igualito.
Y hazte la que no oye ni comprende ni mira
cuando alguno comente que parece mentira.

Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda:

Yo quiero ser un muerto como los de Neruda;
y por lo tanto, amada, no te enlutes ni llores:
¡Eso es para los muertos esülo Julio Florez!

No se te ocurra, amada, formar la gran «llorona»
cada vez que te anuncien que llegó una corona;
pero tampoco vayas a salir de indiscreta
a curiosear el nombre que üene la tarjeta.

No grites, amada, que te lleve conmigo
y que sin mí te quedas como en «Tomo y obligo»,
ni vayas a ponerte, con la voz desgarrada,
a divulgar detalles de mi vida privada.

Amor, cuando yo muera no hagas lo que hacen todas
; no copies sus estilos, no repitas sus modas: Que aunque en nieblas de olvido quede mi nombre extinto, ¡sepa al menos el mundo que fui un muerto distinto!

Aquiles Nazoa

DIRECTOR DE ESCUELA:

MSG. CARLOS ILDEMAR  PEREZ

 

DISEÑO Y DIAGRAMACIÒN

 

BR. LUIS PEROZO